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  • Foto del escritorCorazón de la Amazonía

Mujeres guardianas de los bosques y las selvas



15 de octubre de 2019. Cinco representantes del resguardo de Mirití Paraná (Amazonas), que participaron de las acciones para el fortalecimiento del sistema productivo tradicional de la chagra, enfocado a la recuperación y el rescate de variedades de cultivos, como alternativa de mejorar la calidad de vida, recibieron ayer de parte de Parques Nacionales el resultado de su trabajo materializado en cartillas elaboradas por 33 mujeres de 11 comunidades diferentes pertenecientes a la Asociación de Capitanes Indígenas del Mirití Amazonas (ACIMA).


Así, la sabedora Regina Matapi, la coordinadora de mujeres Janeth Tanimuca, la secretaria de mujeres Enith Yucuna, la aprendiz Anita Yucuna y la lidereza Adiela Matapi narraron a los asistentes al conversatorio “El rol de las mujeres en la conservación de los bosques y selvas” convocado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura FAO y por Corazón de la Amazonía; la manera como se organizaron y fueron generando la recuperación del conocimiento ancestral alrededor de la Chagra, empezando desde su origen cultural, el rescate de las semillas tradicionales, pasando por el cuidado y las épocas de siembra y cosecha, hasta llegar a explicar como en armonía con el bosque generan la base para la alimentación de las comunidades.


A través de un proceso de investigación y documentación autónomo, las aprendices pusieron todo su empeño y sistematizaron en 11 cartillas el paso a paso de cada chagra, a través de dibujos plasmaron las dinámicas a su alrededor de acuerdo al calendario ecológico.


Esto dio como resultado el rescate de 76 semillas propias, la identificación de semillas propias de tres etnias (Yucuna - Matapí, Tanimuca – Letuama y Tuyuca), la caracterización del sistema tradicional chagra, la identificación de cambios en el cuidado de la chagra, la recuperación de alimentación tradicional en escuelas e internados y el fomento de la transmisión del conocimiento de dietas y comida como “fuerza cultural”, todo como base para sus planes de vida y herramientas para la planeación de su territorio.


Con este proceso de gestión del conocimiento tradicional, las comunidades han podido establecer como el cuidado del territorio es una labor conjunta, hacer un reconocimiento del rol de la mujer en el cuidado del territorio que ha permitido mantener el bosque en pie y la conservación de la biodiversidad y generar acciones para fortalcecer la soberanía y autonomía alimentaria que son elementos constitutivos de la identidad indígena y contribuyen al mantenimiento de la cultura y del territorio.


Para Arminda Yucuna coordinadora del grupo de mujeres que trabaja en el fortalecimiento alrededor de la chagra de la comunidad Puerto Guayabo: “Esto nos sirve como material didáctico para que nuestros hijos y nietos se enteren de todo esto que nosotras sabes, y aunque ellos se vayan valoren todo esto. Oralmente lo tenemos pero ahora escrito le podemos dejar el legado para las nuevas generaciones. Este es un gran esfuerzo que hemos hecho con las sabedoras, las aprendices, la comunidad y los docentes de las escuelas comunitarias”.


Por su parte Yanet Tanimuca reconoce el apoyo que desde lo institucional se ha hecho a este proceso: “Estamos muy contentas con el resultado de las cartillas, de ver nuestros dibujos, de las semillas y todo lo que tiene una chagra, a través de la asesoría de Parques Nacionales y agradecidas con todos los que nos acompañan”. Ella es la coordinadora de la Secretaría de Mujeres de ACIMA (SEGMA) y vive en la comunidad de Puerto Lago.


Luz Adriana Rodríguez, coordinadora general de Corazón de la Amazonía enfatizó en “La importancia de fortalecer procesos de gobernanza y enfoque de género, que hace que las acciones sean sostenibles y a largo plazo, lo que hace que se cumplan con lo dispuesto por el Ministerio de Ambiente en materia de conectividad y uso sostenible en esta región del país. Estas cartillas serán solo para uso de las mujeres y de las comunidades, en un proceso que el proyecto Corazón de la Amazonía busca apoyar para el fortalecimiento de las comunidades que han garantizado la conservación y conectividad de ecosistemas estratégicos, en una apuesta por un desarrollo sostenible”.


Durante el evento Manuela Ángel Representante Asistente de FAO en Colombia, resaltó el hecho que la silla violeta estuviera ocupada, ya que ésta se ha convertido en el símbolo para la Organización que busca que se visibilice la necesidad de resaltar la voz de las mujeres indígenas y su papel en las acciones y políticas por alcanzar el Hambre Cero, además de resaltar el importante aporte que este tipo de procesos hace a la soberanía alimentaria y la recuperación de costumbres ancestrales en la Amazonía Colombiana.


Por su parte Diana Castellanos directora de la Territorial Amazonia de Parques Nacionales Naturales de Colombia, destacó la manera como “Este tipo de procesos contribuye de manera directa a la conservación de la biodiversidad y sobre todo en este caso al Parque Chiribiquete que actualmente es patrimonio mixto de la humanidad, a través de estas acciones se ha logrado consolidar un instrumento que sirve tanto a Parques Nacionales como a los Resguardos para llegar a acuerdos que permitan garantizar la existencia del área protegida y el sus territorios en una relación de vecindad”.


Durante el espacio se abrió un diálogo al que se incorporó Amanda Salcedo de San José del Guaviare Serrania de la Lindosa como represente de las mujeres campesinas y Adriana Yepes Coordinadora de Proyectos de FAO en el que se dio a conocer a los asistentes las acciones y estrategias que las mujeres rurales han venido implementando para el cuidado, uso y manejo sostenible de los bosques y selvas, y poder discutir y concluir cómo las mismas están ayudando a mitigar las consecuencias del cambio climático, a partir del rescate de los conocimientos tradicionales al interior de sus territorios y su importancia para articularse con procesos institucionales.


Según la FAO, las mujeres que habitan el campo, los bosques y las selvas son la columna vertebral de la sociedad rural y un pilar primordial de la economía agroalimentaria en Colombia y en América Latina. Sin embargo, la mayoría de ellas viven en condiciones de desigualdad: tienen menos tierra, menos crédito y menos asistencia técnica, sanitaria y acceso a la educación.

Las mujeres son importantes movilizadoras de cambio que potencian la capacidad de adaptación y mitigación al cambio climático, mediante decisiones relacionadas con sus hogares, el uso cotidiano de los recursos, la provisión para sus hogares y los patrones culturales, el rescate de semillas ancestrales y el legado que trasmiten de generación en generación.


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